sábado, 24 de diciembre de 2011

Consecuencias negativas del cultivo de la soja.

La soja figura entre las principales exportaciones del país. El Paraguay está entre los mayores productores y exportadores en el mundo.
Sin embargo tiene consecuencias negativas. Las fumigaciones contaminan el ambiente, afectan la salud de los pobladores que viven cerca de las grandes plantaciones, los grandes propietarios les desplazan a los pequeños productores campesinos a través de la compra o alquiler de las tierras. Esto ocasiona que los campesinos migren a las zonas urbanas, lugares en donde aumentan los cinturones de pobreza, además de una pérdida a nivel cultural, puesto que la cultura campesina es uno de los pilares de nuestra identidad como nación. También es importante tener en cuenta que con esto crece la tenencia de grandes extensiones de tierras en manos de pocos lo que ocasiona graves conflictos sociales.
Otro aspecto importante es que la soja genera muy poca mano de obra. Con la extensión de los cultivos, cada vez hay más gente que no tiene trabajo; esto ocurre porque el cultivo, cuidado y cosecha de la soja es altamente mecanizado.
El monocultivo extensivo de la soja degrada la biodiversidad, considerando que miles de hectáreas de bosques son derribadas para el cultivo. Esto disminuye drásticamente el hábitat de centenares de especies animales y vegetales ya que son reemplazadas totalmente por la soja. El agua se ve afectada porque habitualmente se cultiva al lado de los ríos, estos no cuentan con una barrera vegetal lo que ocasiona que a la larga también se contaminen las redes subterráneas de agua.
El dinero producido por la soja se va, en una gran medida, al extranjero por la simple razón de que la mayor parte de la producción está en manos de gigantescas transnacionales y de productores brasileños.
Las semillas transgénicas están patentadas por grandes multinacionales, que suplantan a las variedades nativas, con ello see pierde diversidad y la producción de semillas se reduce a las citadas transnacionales.
Los agrotóxicos, utilizados por los sojeros, penetran en la tierra, tardan mucho tiempo en desaparecer lo que ocasiona que gigantescas extensiones de nuestro territorio pierdan fertilidad. Los agrotóxicos se expanden a otras zonas en donde no existen cultivos de soja, por el viento. Los cultivos tradicionales no pueden soportarlos y mueren.
Si bien es cierto que existe un ordenamiento legal que busca que el cultivo sea respetuoso con el medio ambiente. Es frecuente escuchar o tener noticias que esas leyes no son cumplidas.
Hay personas que ponen en duda la¨bonanza¨ económica de la soja al considerar que las importaciones causadas por ésta (insumos, químicos, maquinarias, etc) superan el valor total de la exportación de la soja.
A nivel humano. Las personas que están expuestas a los agrotóxicos, pueden traer hijos malformados al mundo. Muchos de los plaguicidas producen cáncer de distintos tipos.
Se puede notar que es un problema muy grave, que no cuenta con la presencia mediática que debería tener.
Siempre es mejor intentar evitar las polarizaciones, que impiden consensos y ayudan a profundizar las diferencias. La solución debe venir de la mano del estado, guiado por expertos con sentido de justicia y sin priorizar las presiones de sectores económicos o políticos.

Autor: Federico Gaona

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Apoyemos lo nuestro

En nuestro país las experiencias exitosas en cultivos de diversos rubros como el tomate, locote, también del ajo, además del crecimiento del sector industrial. Nos invitan a reflexionar sobre la importancia de conocer, valorar y apoyar la producción nacional. En un anterior post reflexionaba sobre la importancia de la asistencia técnica. Eso no tendría sentido si es que la producción nacional no tuviese acogida en el mercado nacional.
Con mi experiencia personal, puedo decir que más de uno deja de comprar algo por el simple hecho de ser un producto paraguayo, sin darle el beneficio de la duda. Eso quizá se deba a la tan comentada falta de autoestima de los paraguayos, situación que parece que comenzó a revertirse con la buena actuación de la selección nacional de fútbol en el mundial de Sudáfrica y también por los masivos festejos por el bicentenario de nuestra independencia en mayo último.
Lejos está en mi ánimo incitar a un sentimiento de xenofobia en los lectores. Solamente invito a que reflexionen que al comprar algo paraguayo, el ingreso  irá a un productor paraguayo, del cual dependen otras personas (familiares y empleados). Es verdad que el Paraguay está lejos de producir todo y que lo que viene de afuera muchas veces es mejor que lo local; pero sin apoyo (de la gente), es imposible mejorar, es verdad también que los productores deben esmerarse en dar lo mejor.Está a la vista que el Paraguay mejoró, prueba de ello es el crecimiento de nuestra economía y el aumento de las inversiones para producir . Si bien es cierto que las estrategias de marketing para hacer conocer y ganar un mayor porcentaje del mercado, corresponde a los sectores de la producción. No deja de ser cierto que el sentimiento de patria pertenece a todos. Dudo mucho que uno no se sienta orgulloso si ve a su país progresar en todos los frentes.
Tampoco es una cuestión de producir y producir. El modelo de alto consumo trae sus problemas especialmente ambientales, además que tampoco se puede confundir el desarrollo de un país solamente con el éxito de los productores. El éxito de ellos también debe consistir en el cumplimiento de las normas laborales, ambientales y tributarias. Tampoco se puede reducir el grupo de los productores a los empresarios, no debemos olvidar a los productores campesinos. Responsables del cultivo de diversos rubros, para renta y autoconsumo.Comprando una papa paraguaya, usted le está apoyando a un campesino/a paraguayo/a. En la medida de las posibilidades, teniendo en cuenta el precio y la calidad, apoyemos lo paraguayo. Al fin de cuentas, es una cuestión de autoestima.

Autor: Federico Gaona

jueves, 1 de diciembre de 2011

¨La unión hace la huerta¨


                   


Muy temprano llegamos a conocer una de las huertas del proyecto de General Morínigo, es Alcides Almeyda (48) el que con una gran sonrisa nos recibe en su casa y nos dice ...¨les voy a llevar a conocer la pequeña huertita que tengo¨.

Alcides nos sorprende al contarnos que además de ser productor, es docente, y ahora con la huerta que mantiene junto a su esposa Nélida, no solo pudieron mejorar la dieta de toda la familia, sino también aumentar sus ingresos.

Sus productos por lo general los venden en los alrededores y en la feria principal de la ciudad, ...¨y sí llegamos hasta San Juan Nepomuceno con la moto vendemos más¨, comentá la pareja. Importante el factor de la movilidad para acortar las distancias, al ser la principal limitación con la que se encuentran.  Ellos actualmente están dentro de la clasificación de seguridad alimentaria de Acción contra el Hambre, en la categoría ¨B¨, nivel medio.

Impactan sus rostros, llenos de esperanza, mostrándo los frutos de un esfuerzo, que necesita mucha disciplina, se levantan todos los días muy temprano, y aseguran que con dos horas diarias de trabajo intenso, se puede mantener una huerta y que todos lo pueden hacer. 

...¨las fotos son para poner en interné¨ bromea Alcides, quien demuestra que a pesar de tener aún necesidades tan básicas como la de no contar aún con agua corriente, no esta ajeno a la realidad, y busca actualizarse.

Esta pareja, nos dió sin dudas, imágenes que nunca vamos a olvidar y varias lecciones de vida que podríamos empezar a imitar... Una huerta, cambió radicalmente la vida de esta familia.  
¿Qué se te ocurre para mejorar la tuya y mejorar la de todos?



Autora: Alison Townsend

El juego de cintura de Chaquira


Después de kilómetros de difícil recorrido por caminos de tierra en el Departamento de Caazapa en Paraguay, encontramos dos pueblos que atraviesan diariamente difíciles retos: Chaquira y Aba'i. Totalmente distanciados de la urbanidad, buscan estrategias para sobrevivir o en simples palabras poner en la mesa el pan de cada día.
El día a día es muy pesado para los jefes de familia en Chaquira. A las 4:00 comienza su jornada, en donde el padre ya va a trabajar al campo y la madre le prepara el desayuno. Su dieta diaria se basa en una hortaliza llamada “mandioca” y maíz. Los miembros de la comunidad necesitan una desgranadora para poder trabajar con más rapidez.
Aquí es donde aparece el juego de cintura que se menciona en el título: la madre se encarga de criar a los hijos y realizar los quehaceres diarios con el telón de la pobreza siempre presente. La astucia y la habilidad de trabajo para sobrellevar los problemas juegan un papel muy importante.
Cada familia tiene más de cinco hijos. Estás familias solían tener una asistencia económica del estado, que las mismas lo utilizaban para la educación de sus hijos. Hace seis meses no reciben más esta ayuda, consecuentemente hubo días que dejaron de comer. Este subsidio es solo de US$ 30.
Lo poco que cultivan no siempre lo consumen, la mayoría de veces lo tienen que vender para pagar los estudios de sus hijos, a causa de eso dejan de comer para enviar a sus hijos a las escuelas. Todos los días los niños caminan 5 kilómetros para ir a la escuela. La mayoría de los jóvenes terminan el sexto grado, pero pocos el colegio. Anhelan la posibilidad de que sus hijos accedan a la universidad.
Los habitantes de este pueblo pueden alimentarse diariamente gracias a la asistencia técnica que recibieron por parte de la ONG Acción Contra el Hambre y el Ministerio de Agricultura y Ganadería. “Mediante esta organización, estamos saliendo adelante”, recalcó una madre de familia.

Sumando fuerzas, se consiguen mejores resultados

Dentro de esta iniciativa comunicativa de Acción contra el Hambre (ACH), visitamos dos comunidades con un alto grado de inseguridad alimentaria en el Departamento de Caazapá. En ambas se abren mejores perspectivas con la organización comunitaria para producir alimentos y otros rubros como el algodón, este último para la renta. Las dos reciben asistencia técnica de la Dirección de Extensión Agraria (DEAG), que a su vez es apoyada por ACH.

Es notable como la calidad de vida de decenas de nuestros compatriotas pueden mejorar con una sólida organización comunitaria y la ayuda técnica.

Yendo por los polvorientos caminos que nos llevaron a las citadas comunidades, no pude dejar de darme cuenta que varios humildes hogares contaban con los conocidos captadores de señales televisivas del espacio. Es una prueba contundente de como las telecomunicaciones avanzaron notablemente en el país. Los números de La Dirección  General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) indican que
el 70,7% de los hogares pobres extremos cuentan con un celular , si bien es cierto que esta cifra puede llegar a parecer hasta trágica. Yo veo una posibilidad bastante esperanzadora, los celulares podrían ser utilizados para comunicar a las comunidades más desfavorecidas entre ellas, con las instituciones estatales u organizaciones no gubernamentales para recibir apoyo técnico, buscando un mejor nivel de producción que a sus vez incidiría positivamente en el nivel de vida de las personas.
Con la ayuda de las nuevas tecnologías, la cooperación organizada entre el estado y las organizaciones no gubernamentales, y la cooperación sostenida entre los ciudadanos (fortaleciendo el sentido comunitario). Se pueden conseguir resultados esperanzadores que inviten a ilusionarnos con un futuro mejor... Sumando fuerzas, se consiguen mejores resultados.



Autor: Federico Gaona
                                                                                

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Jahecha (Un día para observar)

Con este primer post queremos presentarles nuestra experiencia en el distrito de General Morínigo del Departamento de Caazapa, al cual hemos acudido para conocer más acerca de la cultura, estilo de vida y vivencias de los habitantes de esta zona.
Como parte del proyecto, estuvimos visitando La feria  de ¨Mujeres Productoras del distrito de General Morínigo¨,  con  las cuales trabaja Acción Contra el Hambre en Paraguay. Estas mujeres además de ser muy amigas,  han creado una asociación para vender sus productos. La feria está ubicada sobre la ruta principal que cruza por la ciudad.
Se levantan muy temprano; todos los martes, jueves, y sábados para vender sus productos, principalmente: locotes, perejil, lechuga, tomate, zapallito, repollo, porotos, bananas, piñas, naranjas, melones y el tan codiciado queso Paraguay.  Además de tener esta opción como una entrada de ingresos familiar, también se  beneficia toda la familia a través del consumo de sus propias producciones.
 Delia Dávalos, una de los productoras de la feria sostuvo “sin trabajo pasamos muchas necesidades… ahora estoy feliz de trabajar y estar acá”. En nuestro recorrido pudimos visitar su huerta. En esta particular plantación, que tenía menos de una hectárea. Mencionó que con solo dos horas al día de trabajo ya era posible cosechar.
Las Mujeres Productoras reciben asistencia técnica de la Municipalidad de General Morínigo junto con la ONG Acción Contra el Hambre. Dichas organizaciones se encargan suministrar semillas y enseñar a cultivar adecuadamente. Cada semana esta organización se reúne para evaluar sus producciones y aprender acerca del control de sanidad de sus respectivos cultivos.
 “Los agricultores suelen trabajar con transgénicos por que no quieren carpir en la tierra”, mencionó Armando Rojas, personal de la Municipalidad del Distrito de Gral. Morínigo que trabaja en conjunto con los pequeños productores.
Cada familia campesina son pequeños productores y emergentes empresarios. En promedio, la agricultura familiar campesina cuenta con dos hectáreas para su uso cotidiano.


Autora: Patricia Bazán